miércoles, 20 de febrero de 2013

Acróbatas sin red

Esta semana van mis reflexiones encaminadas hacia la difícil posición que ocupamos los técnicos en el Sistema de Servicios Sociales. Si tradicionalmente hemos tenido que hacer de funanbulistas y malabaristas ahora se nos exige ser acróbatas y además, nos quitan la red.

 

Ya perdonaréis mis referencias circenses, pero no me negaréis que a nuestro Sistema de Servicios Sociales le va como anillo al dedo la metáfora del circo. Con sus fieras, domadores, acróbatas, payasos, público, empresarios, tramoyistas... Dejo a la imaginación de cada cual asignar (se) el papel que considere en este circo que, de tan desvencijado, tiene que reinventarse al igual que está haciendo el primero.

La última reforma de la administración local nos ha dejado sin red a los Servicios Sociales. La red que constituía el municipio, que al ser la administración más cercana al ciudadano permitió el desarrollo de unos Servicios Sociales pegados al territorio y flexibles ante las necesidades y realidades concretas. La paradoja de una red que se queda sin red.

También he de decir que no he sido nunca demasiado defensor de este municipalismo. Tenía sus ventajas sin duda, pero también sus riesgos. El que más me ha preocupado siempre era que de los tres niveles clásicos de la administración el municipal era sin duda el más débil tanto a nivel político como financiero. Y consecuencia de esta debilidad acabamos de sufrir el hachazo de esta reforma, cuyas consecuencias pueden llevar hasta la desaparición del Sistema Público de Servicios Sociales. 

La desaparición de los Servicios Sociales como competencia de los municipios nos la podrán argumentar como se quiera, pero como todo en esta ofensiva neoliberal liderada por los ultraconservadores que nos gobiernan, no es sino otra estrategia ideológica más. Una estrategia que pretende dos cosas: devolver a los Servicios Sociales Básicos a los tiempos de la Beneficencia y permitir la entrada de la economía de mercado en aquellos Servicios Sociales donde haya algún beneficio que sacar.

Los políticos actuales (en el gobierno sin duda pero también y lamentablemente entre la oposición) ven los Servicios Sociales como algo secundario y fácilmente prescindible. Para ocuparse de atender las necesidades de subsistencia prefieren el modelo del asistencialismo. Como bien reflexiona Luis Barreiro en este artículo el asistencialismo es inmediato, espectacular, simpático y cuantitativo, irresistible por tanto para unos políticos ávidos de votos y medallas. En cuanto al resto de necesidades de las que se ocupa el sistema... símplemente les parecen lujos que no se pueden financiar en tiempos de ajustes y crisis.

Así, el riesgo de desaparición del sistema está firmado. Unos pocos millones de euros para las ONGs que se dedican a repartir alimentos y ropa a los desfavorecidos y sobra todo lo demás.

De manera muy apropiada, nuestro compañero Joaquín Santos en su libro "El cuarto pilar" , que acaba de publicar, plantea que los Servicios Sociales hemos tenido dificultades en la construcción de nuestra narrativa. No puedo estar más de acuerdo con él y aquí hemos sido responsables todos aunque a diferentes niveles, claro. Pero es cierto que esas dificultades en el relato nos han dejado a los técnicos que trabajamos en el sistema en muy mala posición para defenderlo ahora.

En cualquier caso los momentos de crisis son tiempos propicios para la reflexión y mientras nos reponemos del meteorito (cómo muy bien señala Nacho en esta entrada) que nos acaba de caer en Servicios sociales, voy a compartir con vosotros algunas reflexiones sobre la difícil posición que ocupamos los técnicos en este Sistema.

En la siguiente entrada os las cuento. Salvo que nos caiga otro meteorito o como dicen en los tebeos de Asterix, "el cielo caiga sobre nuestras cabezas". Que es lo único que nos falta.

2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo, Pedro, en que esta como tantas otras, es una reforma ideológica. Es tan descarado que nos lo quieran vender de otro modo!!

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Gracias por comentar.