viernes, 24 de mayo de 2013

Lamentablemente... ¡más violencia!.

No suelo publicar más de una entrada a la semana, pero esta vez creo que es necesario. La noticia de la que acabo de enterarme me ha removido las entrañas: una compañera de Vizcaya, educadora social, ha sido agredida de forma salvaje por una de las personas con las que trabajaba. 

 

Me gustaría que mi blog tuviese otro tono ultimamente, pero es que estas noticias sobre compañeras asesinadas y agredidas me golpean de una manera que no puedo hacer otra cosa que intentar difundirlas.

Recientemente he publicado dos entradas sobre la violencia, a raiz del asesinato de dos compañeras, una argentina y otra uruguaya, Celia Vicari y Marisel Luis. Todavía impactado por la última de ellas, me entero de esta otra noticia

No se trata de una trabajadora social, pero naturalmente da igual. Es educadora social, una de esas profesionales con las que trabajamos codo con codo para desarrollar nuestra labor. Parece que trabajaba en un programa de rehabilitación de drogas y había comunicado a uno de sus usuarios, un joven de origen magrebí, que tenía que abandonar el piso de acogida en el que estaba al saltarse las normas. Éste reaccionó de forma salvaje, atacándola con un cuchillo y violándola.

Sirve para esta noticia todas las reflexiones que hice para las anteriores, pero en especial las que desarrollaba en la primera de ellas: es necesario una reflexión seria y profunda sobre la violencia hacia nuestra profesión (y otras afines) y nuestro modo de protegernos y prevenirla.

Me parece un debate urgente, que debería hacerse en todos y cada uno de los centros en los que trabajamos. Tal vez la violencia no desaparezca, pero seguro que evitamos algún otro suceso tan lamentable como el que nos ocupa.

Es dificil en estos momentos, pero desde este pequeño rincón envío un mensaje de solidaridad con la compañera agredida y mis deseos de que se recupere de la mejor manera posible.

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