lunes, 2 de febrero de 2015

Un gracioso Presidente



Acabo de ver los últimos vídeos promocionales del Partido Popular en los que, sin pudor ninguno, se dedican a glosar lo magnífico de su gestión. ¡Todavía no salgo de mi asombro!


https://www.flickr.com/photos/rahul3/
En las formas, los vídeos no hay por dónde cogerlos: rancios, cutres, con actores y protagonistas insoportablemente engolados…  Supongo que todo se deberá a alguna estrategia publicitaria, no puede haber tanta necedad. Yo no soy experto en la materia pero, personalmente, me causan arcadas. Y a Wang también, sólo que las suyas están ocultas por las carcajadas. Aún se está riendo, mi amigo…

Mucho más allá de estas formas, en cuanto al contenido, la verdad es que estos vídeos se descalifican por sí mismos. Es tal la autocomplacencia, la falta de autocrítica y las mentiras que los componen que no resisten ningún análisis. Pura y dura propaganda. No hay más. Sólo la liturgia preelectoral y la crueldad que proporciona el haber gobernado tanto tiempo para los poderosos, puede explicar una campaña así.

Pero de entre todos estos vídeos, uno me ha parecido especialmente paradigmático. Es el del Presidente del Gobierno dando las gracias a diversos ciudadanos, incluso visitándoles en sus viviendas o negocios. No voy a negarle valor al Presidente. Hay que tener mucho cuajo para protagonizar un anuncio así, después de la trayectoria que ha llevado durante su Gobierno.

Os resumo, desde mi punto de vista esta trayectoria:
            Primero, LA MENTIRA: “no se recortará ni en sanidad, ni en educación ni en pensiones públicas”. Entre otras muchas mentiras, ésta puede servirnos de ejemplo de su actitud.

            Segundo, LOS RECORTES: De manera cruel y despiadada, sin poner la mirada ni un momento en los ciudadanos de a pie (los mismos que a los que ahora da las gracias), ni en los sufrimientos que les estaba causando, ejecutó su política de destrucción de derechos sociales con la precisión de un neurocirujano. La casi destrucción  de la Ley de Dependencia, el incremento de las tasas de pobreza o el vertiginoso aumento de la desigualdad son muestras de todo ello.

            Tercero, EL PERDÓN: De modo tangencial, obligado por los daños colaterales que el descubrimiento de la corrupción en su Gobierno y en su partido le estaban haciendo, realiza unas peticiones de perdón tan falsas que sólo producen más dolor. Ya comenté estas peticiones en las entradas de este blog: “El perdón y la nada” y “Me he equivocado…”, y lo que escondían estas peticiones de perdón.

            Cuarto, EL AGRADECIMIENTO: Dar las gracias a los ciudadanos por aguantar los padecimientos que su propia política les ha causado sólo tiene una palabra: cinismo.

            Quinto EL MENSAJE: “La crisis ya ha pasado”. “Yo os he sacado de ella de la única forma que podía hacerse”. “Votadme de nuevo o ateneos a las consecuencias”.

Torpemente, pero en este blog intentamos con frecuencia deconstruir los hechos, las palabras y los mensajes con que la ideología neoliberal nos bombardea. Y estos vídeos condensan la mayoría de las esencias de esa ideología, así que no podíamos dejarlos pasar.

Porque, a pesar de lo que nos cuentan, la lucha contra la crisis se pudo hacer de muchas formas.  Y este gobierno apostó por una muy concreta, la que es propia de su ideología. Se trata de crear las condiciones y potenciar las estructuras que permiten que los ricos y poderosos aumenten su riqueza (véase la reforma laboral, la disminución de las prestaciones sociales o el incremento de las privatizaciones, entre otros ejemplos). Según ellos, este aumento en la riqueza proporcionará, en una especie de ósmosis social y principalmente a través del empleo, el aumento del nivel de vida de toda la población.

El problema es que no funciona. La acumulación de riqueza en cada vez menos manos sólo se traduce en una pobreza cada vez mayor para el resto, y así el crecimiento exponencial de la desigualdad. De ahí que las cifras macroeconómicas puedan mejorar sin que la población en general vea a su vez significativamente mejorada su situación.

Por eso el Presidente nos da las gracias. El principal de sus objetivos se ha cumplido. El esfuerzo y sufrimiento de la mayoría de la población ha conseguido enriquecer más a los poderosos. Ahora el resto, dicen, vendrá sólo.

Y con ese agradecimiento nos quedaremos mientras esperamos. ¡Qué gracioso, el Presidente!

De nada, hombre, de nada…

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