domingo, 7 de junio de 2015

Del futuro de los Servicios Sociales y otras películas...

Últimamente el compañero Nacho y yo hemos iniciado un diálogo bloguero sobre nuestra visión del Sistema de Servicios Sociales. Como siempre,  él aporta su pragmatismo y su optimismo. Por mi parte intento avisar de los riesgos utilizando cierto tono escéptico e irónico que tal vez no siempre se entienda.



Ante mis apreciaciones sobre la crisis del Sistema de Servicios Sociales y sobre la deriva en la que el Trabajo Social y los Servicios Sociales nos encontramos, Nacho viene a contraargumentar que no todo está perdido. Que hay muchas iniciativas en los Servicios Sociales donde se trabaja muy bien, desarrollando programas, proyectos y atenciones muy adecuados. Actuaciones que trascienden la política benéfico-asistencialista a la que muchas veces nos empujan, para entrar en territorios de promoción y de incremento del bienestar que son la verdadera esencia de nuestro quehacer.

Podría decir que esas iniciativas son aisladas e insuficientes, pero no lo haré. De sobras sé, pues a lo largo de mis años de ejercicio profesional he podido presenciarlo, que las "buenas prácticas" (aunque no me gusta esta terminología), están muy extendidas en nuestra profesión. Sé de cantidad de centros y de profesionales que trabajan de una manera muy correcta, que desarrollan proyectos de mucha calidad, que son capaces de responder a la realidad social actual de una forma muy útil. Del mismo modo que conozco (las he nombrado muchas veces) auténticas iniciativas de reforma y denuncia social, que entroncan directamente con la verdadera razón de ser del Trabajo Social y que utilizan metodologías participativas y comunitarias con mucho acierto.

Tal vez os parezca una aberración, pero no he visto la película Matrix, a la que se refiere Nacho en su entrada. Lo he intentado un par de veces, pero no he conseguido terminarla. De todos modos, estoy de acuerdo con él. No pienso que los centros en los que se trabaja bien sean el último reducto para el Trabajo Social o los Servicios Sociales.

Dicho lo cual, también he de plantear que la gran mayoría de estas iniciativas son realizadas a costa exclusiva de los hombros de los profesionales, obligados a realizarlas con escasos medios y reconocimiento. Lo cual, obviamente no les quita ningún mérito, más bien al contrario. Pero sí que les añade algunos riesgos. Por ejemplo, en muchas ocasiones, al no ser asumidas por las instituciones ni demandadas por la ciudadanía son iniciativas prescindibles.

En todo caso, me parece que Nacho tiene razón cuando intenta señalar lo positivo del sistema. Muchas veces miramos más lo negativo, lo que nos falta, que lo que hacemos y así no ponemos en valor nuestros aciertos ni nuestra utilidad.

Eso compensa otras estrategias, como la que utilizo yo en algunas ocasiones. Señalar los riesgos. Tal vez abuse de ello o, en alguna ocasión, me permita alguna licencia con el ánimo de remover y perturbar.

En este sentido, hace ya tiempo que hice mía esta reflexión de Jorge Barudy, reflexión que he convertido en una de mis guías para ejercer el trabajo social:

“...no me veo como el detentor de un poder para cambiar, cuidar, ayudar o hacerme cargo de alguien, sino más bien como una persona capaz de relacionarme con otros para perturbarles, a raíz de mi creatividad, en el sentido de estimular sus potencialidades y sus posibilidades de cambio. Los límites de mi acción están determinados por mi propia estructura y por mi reflexión ética, realizada en el marco de un trabajo en equipo que me permite evaluar en cada momento los riesgos de mis intervenciones para la vida de las personas implicadas, así como para la mía.” 

Por todo ello, pido disculpas si alguien se siente perturbado en demasía por algunas de mis reflexiones. Tan sólo pretendo que, en servicios sociales, no nos pase como a los protagonistas de la película de Amenabar, "Los Otros", y nos demos cuenta demasiado tarde de que estamos muertos.

4 comentarios:

  1. Estupenda reflexión Pedro que comparto. Desde que me jubilé como empleada pública en diversos puestos vinculados siempre a los Servicios Sociales, estoy colaborando en diferentes organizaciones y entidades en la defensa de un Sistema Público de Servicios Sociales y en su reconocimiento como derecho en la propia Constitución y quizás lo que más me ha movido a ello es la comprobación de lo poco que hemos conseguido calar en la ciudadanía en general los servicios Sociales como sistema y como derecho. Y que conste que soy consciente y aplaudo muchísimo todas las buenísimas experiencias que hay y que a lo largo de mis 40 años de ejercicio en la Administración he tenido la oportunidad de conocer y apoyar!!!!

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    1. Tienes toda la razón, Berta. Por muchas razones, sobre las que creo que no hemos reflexionado lo suficiente, no hemos sido capaces en nuestro país de consolidar un Sistema Público de Servicios Sociales. Me alegro de que haya personas que, como tú, tras tantos años de ejercicio, seguís peleando por crearlo. Un abrazo y gracias por tus comentarios.

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  2. Hola Pedro!! Muy interesante este diálogo bloguero, al que asisto como espectador y que me provoca no pocas reflexiones.
    Además añado que estoy encantado de que me perturbes porque el trabajo y el ritmo diario a veces no deja mucho espacio para pensar, y es imprescindible para avanzar. Me identifico mucho con el texto de Jorge Barudy, que desconocía, así que gracias por compartirlo, es un regalo. Un abrazo!!

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    1. Gracias Eladio, en nuestra profesión... ¡qué importante es salir de la urgencia del hacer! Es imprescindible, en todos los niveles, entrar en dinámicas de pensar y reflexionar; de lo contrario... Un abrazo.

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Gracias por comentar.