jueves, 20 de agosto de 2015

Languideciendo

Languidecen las luces del verano, perdiendo poco a poco las fuerzas con las que resplandecían al principio. Los días se van acortando, adquiriendo más matices y los aromas que anticipan la próxima llegada del otoño. Tras el estío, apurando los últimos días de descanso y quietud, atisbamos a la vuelta de la esquina el reinicio de la actividad normal.



 Languidecen los débiles. Aquellos a los que los poderosos les han arrebatado la esperanza de un futuro mejor. Por delante, la nada. Tal vez acompañada de unas migajas de compasión que, como los buitres a la carroña, les arrancan los últimos vestigios de su dignidad.

Languidece el Sistema de Servicios Sociales. Incapaz de definirse y de posicionarse, golpeado por la realidad que tiene que afrontar, desarmado y vencido. Fracasado entre lo que quiso ser, lo que supo ser, lo que le exigieron ser y lo que al final fue. Despedida. Tal vez en un futuro podamos volver a construir algo. Mañana no. No es el tiempo ni hay caminos ahora.

Languidecen sus profesionales. Divididos y enfrentados, como todos los ejércitos vencidos. Heridos. Sabiéndose intrascendentes. Condenados (así lo quisimos o no fuimos capaces de evitarlo) a navegar sin rumbo. Por un momento nos creimos capaces de prescindir de los barcos. ¡Sabemos nadar!, nos dijimos... Entre los restos de nuestro naufragio puede que encontremos algo útil.

Languidece la última legislatura, próximas las elecciones generales y con el Gobierno a todo máquina, con su máquina de propaganda y su rodillo de legislar, intentando dejar todo "atado y bien atado".  Probablemente lo esté. Seguramente lo haya estado hace ya mucho tiempo. La ley de la selva neoliberal es implacable. Sólo los fuertes sobreviven. El resto es alimento.

Languidecen también los últimos nuevos gobiernos. Primando la división sobre el consenso. Aplicando recetas viejas (tal vez un día funcionaron) para resolver problemas nuevos. Tiempo... ¡no hay tiempo! Estrategia... ¡ya hemos perdido! Esperanza... ¿desde donde la construimos?

Languidece como digo el verano. Anticipando un otoño lleno de colores y matices que, como siempre, dará paso a un frío, largo y duro invierno.

domingo, 9 de agosto de 2015

¡Todos a dieta!

No digáis que no os estoy avisando. ¡Cuidado con el sobrepeso! Si este verano, con el relajo de las vacaciones y el calor os estáis dando a los placeres del comer y beber en demasía, os advierto: poneos a dieta cuanto antes y quitaos esos kilos de más que estáis cogiendo.


Tal vez os estéis preguntando a qué viene esta repentina preocupación por vuestro peso. Bueno, he de confesaros que no se trata de una cuestión estética, ni siquiera de salud... Es que acabo de conocer los planes del gobierno británico (ver noticia) para excluir de la sanidad y de las ayudas sociales a los británicos que tengan problemas de obesidad o adicciones y no hagan lo suficiente para adelgazar o desengancharse.

Y como este tipo de medidas empiezan a gozar de un creciente (y preocupante) predicamento entre la clase política y la población general de nuestro país, temo que sean copiadas por alguno de los múltiples gobiernos que nos regulan y, tal vez por culpa de vuestra incipiente barriguita, os veáis excluidos de alguno de los pocos derechos sociales que nos van quedando.

Porque la ideología neoliberal está más extendida de lo que parece, tanto a nivel internacional como a niveles más locales. Ya comenté en otra entrada ("Que se mueran los feos") la medida propuesta por el ministro de finanzas japonés sobre dejar morir a los ancianos por el elevado gasto sanitario que suponen para el país. "Que se den prisa y se mueran", vino a decir el amigo. Y si os parece que Japón está lejos, os recuerdo que algo parecido vino a defender la viceconsejera de sanidad de Madrid, al plantear si tenía sentido que un paciente crónico viviera gratis del sistema. (Enlace) O la noticia que ya comenté en esta otra entrada ("Peligrosas alcaldadas"), en la que me hacía eco de las propuestas de un alcalde de Huelva, para negar los servicios sociales a quienes hubieran cometido algun delito.

Ideología que resume muy bien nuestro ínclito presidente del Gobierno español, con su clarificador concepto de "Solidaridad bien entendida".

Por mi parte, yo lo he entendido perfectamente desde hace un tiempo. La batalla es ideológica y en ella se dirime la construcción de nuestra sociedad. Una sociedad donde el Estado no debe encargarse de la protección social de los débiles, que deben ser abandonados a su suerte a causa de su demostrada indolencia. Todo gasto social debe ser eliminado, pues es un lastre para la economía y la beneficencia puede perfectamente aliviar el sufrimiento de los débiles lo suficiente para que la sociedad no estalle.

Me preocupa cómo esta ideología (claramente urdida por los poderosos para acumular riqueza), ha calado profundamente en nuestra sociedad civil. Cada vez que se propone alguna medida de protección social, no faltan voces que se oponen a ella con argumentos de lo más peregrinos. Ved si no los comentarios que en las redes sociales suelen hacerse contestando estas medidas, o probad a explicarlas en entornos no profesionales. Desalentador.

Así que quedáis avisados. Nada de tapas o cervecita estas vacaciones. No vaya a ser que la próxima vez que necesitéis atención sanitaria o social el profesional de turno os diga que no os puede atender hasta que no perdáis unos kilos.

domingo, 2 de agosto de 2015

Me llamo Pedro, y ¿soy alcohólico?

Alejémonos por unos momentos de la política social y los servicios sociales, tan protagonistas en este blog, y vamos a adentrarnos en otros territorios aledaños, también interesantes, como son los que atañen a la conducta humana y más concretamente a su determinación genética.



Pero tranquilos, que no está el horno veraniego para bollos y no tengo el cuerpo como para reflexiones demasiado profundas. Y supongo que vosotros tampoco. Pero la noticia que os voy a exponer a continuación, no podía dejarla pasar.

Ahora van unos investigadores americanos y concluyen que las personas con ojos azules tenemos más riesgo de caer en el alcoholismo que las que no los tienen. Parece que los genetistas en cuestión dicen haber encontrado una relación entre el color de los ojos y la dependencia al alcohol y concluyen que los componentes genéticos de ambos fenomenos pertenecen al mismo cromosoma. Podéis ver aquí la noticia.

Como os digo, no voy a traer aquí la cuestión de si la conducta humana está determinada genética o ambientalmente. Me parece un debate estéril que las teorías de la complejidad (Morín, Bronfenbrenner...), incluso los últimos avances neurocientíficos, han superado hace tiempo.

Por eso tengo que confesaros que me irrita un poco la simplificación que subyace detrás de noticias como ésta. Me irrita esa búsqueda compulsiva de nuestra sociedad por encontrar explicaciones simples, (lo más individuales y biológicas posibles), a problemas que sólo acaecen detrás de una tupida red de fenómenos complejos e interrelacionados.

Ya hemos hablado en otras ocasiones de cómo la ideología neoliberal gusta de estas explicaciones simples, que atribuyen a la responsabilidad individual fenómenos complejos como la pobreza o el desempleo.No quiero ni pensar, por ejemplo, qué puede ocurrir como a algun científico se le ocurra encontrar unos genes implicados en las situaciones de pobreza. Si para los ultraliberales que nos gobiernan si eres pobre es por tu culpa, (porque eres un vago y un degenerado que no se esfuerza lo suficiente), me pregunto qué puede pasar si además se demuestra que tienes los genes defectuosos.

Pero voy a dejar esta reflexión, que os prometí no hablar en esta entrada de política social. 
Por mi parte, tengo los ojos azules y no me considero alcohólico (aunque tal vez sea porque no tengo conciencia de enfermedad, que esa es otra...). Pero me quedo mucho más tranquilo pensando que si alguna vez lo soy podré responsabilizar a mis genes.

Mientras, me voy con Wang de copas. Estais invitados... siempre que no tengáis los ojos azules... ¡No quiero líos!