miércoles, 27 de marzo de 2013

El año de la serpiente

Yo tampoco lo sabía, pero Wang me ha explicado que acabamos de entrar en el año de la serpiente. Para los que no estéis familiarizados con el horóscopo chino, éste se basa en ciclos de doce años cada uno de los cuales representa a uno de los animales que, según la mitología china, participaron en la carrera para asistir al banquete del emperador. Pues bien, el año pasado fué el año del dragón y el 23 de febrero de este año comenzó el de la serpiente (de agua, para más señas).

Cuando Wang me explicaba todo esto, yo le decía que me parece un año muy apropiado para nuestro país. A la luz de las últimas noticias que están acaeciendo en España, uno tiene la sensación de estar rodeado de serpientes. Sucias, viscosas, oscuras y peligrosas serpientes.

  • No te equivoques, -me replica Wang-. En Occidente pensaís en las serpientes como unos seres sibilinos y peligrosos, pero en nuestra cultura china a los nacidos bajo este signo se les considera inteligentes, encantadores, apasionados, elegantes, misteriosos y muy familiares.
  • Pues entonces no sé que pensar, -le confesaba-.  Reconozco que a mí las serpientes me dan un poco de asco y es asco sobre todo lo que siento cuando analizo la realidad política y social española.
  • Bueno, creo que es algo que tendrás que superar. El asco, al igual que el miedo, nos paralizan y nos impiden avanzar.Es imprescindible un cambio de mirada, pensar en positivo.
  •  Tal vez tengas razón, amigo. Pero la verdad es que ando algo desesperanzado ultimamente. Acaba de comenzar este año de la serpiente y ya tengo ganas de que se pase... Por cierto Wang, ¿cual es el animal para el próximo año?
  •  El caballo, un animal creativo y poderoso aunque emocionalmente inestable. Pero aún queda mucho para que entre el próximo año.

Y así, entre caballos, serpientes y horóscopos chinos, la conversación con mi amigo me ha ido reconfortando. Y he pensado que da igual lo que nos pase, mientras tengamos amigos con los que conversar y en los que apoyarnos.


Lo cual me lleva inevitablemente a la blogotsfera. La verdad es que cuando comencé este blog no me había imaginado que poco poco iríamos formando parte de una red como ésta. Una red compuesta de amigos digitales (bueno, algunos más digitales y otros más analógicos) con los que, a través de nuestras entradas y en los grupos de redes sociales vamos conversando sobre diferentes aspectos y vertientes de nuestra apasionante y dificil profesión. Y no solamente entre los blogueros, sino entre el montón de amig@s que leen y comentan nuestras entradas y nos animan a seguir escribiendo.


Sin duda, esta macroconversación digital, al igual que mis conversaciones con Wang, es muy reconfortante y a mí me está ayudando a superar las dificultades del día a día y a mejorar mi quehacer profesional.

Por eso, gracias, amigos. ¡Y Feliz año de la Serpiente!


miércoles, 20 de marzo de 2013

Beneficencia 2.0. El "buenismo".

Cuidado que Wang me aconseja que me quede callado... ¡Pero no, es que no lo resisto! Veo iniciativas como la de este tipo y no sé que me pasa, que tengo que comentarlas... Sé que tendría que hacer más caso a Wang, pero...


...a mí me parece una provocación. Va un fulano y crea una página en Internet con el nombre de Humanity, definiéndola como "un programa intensivo de 21 días de bondad". Lo que propone el amigo en la misma es hacer una buena acción cada día durante 21 días, en una especie de entrenamiento que persigue que quien lo haga "gane humanidad".

Para quien se atreva a seguirlo, este iluminado da un consejo: "tómatelo como un juego muy serio". Y se lanza "seriamente" a proponer diversas acciones para cada uno de esos días proponiendo además que la gente documente con fotos y vídeos (como hace él) las diferentes iniciativas que haya tenido al respecto.

Cuando me llegó la información me picó la curiosidad, así que me puse a leer las acciones que proponía. Atención a la primera: "Encontrar trabajo a alguien que conozcas en 21 días". Aquí ya me convencí que este fulano era del PP. Sin duda debe pensar que la gente está en desempleo porque es torpe (o vaga) y no sabe (o no quiere) encontrar trabajo. Atribuir las causas del desempleo a factores individuales es algo típico de estos neoliberales aunque se disfracen, como hace este, con un halo moderno y progresista. Porque mis amigos que están en desempleo deben ser gilipollas, ya que llevan mucho más de 21 días buscando empleo. Y por mi parte debo ser un inútil talla XXL, porque a pesar de que lo intento, no consigo ayudarles a encontrar el empleo que tanto necesitan. Pero menos mal que hay iniciativas como ésta, que si no...

Francamente mosqueado, paso a leer las siguientes acciones de este benefactor de la humanidad: "Localiza a alguien que se vea triste, regálale un ramo de flores y alégrale el día". Si no fuera por el cabreo que cogí al leer la primera, casi podría estar de acuerdo en que acciones de este tipo pueden ser útiles. Siempre que no te creas que estás cambiando el mundo o la vida de alguna persona y siempre que tengas la humildad de hacer este regalo de una manera discreta. Y ambas cosas parecen estar bastante alejadas de lo que propone el colega. ¡Pues no va el amigo y se hace una foto con la persona y el ramo de flores!

A estas alturas, ya estoy convencido de qué va el tema. Es una forma de beneficencia 2.0., con el único objetivo de subrayar la bondad del benefactor.

Pero un poco de paciencia. Os cuento la tercera ocurrencia que tiene para el tercer día: "No irse a dormir hasta que hagas sonreir a 20 personas".  No sé donde tendrá la gracia este tipo, porque a mí me van entrando ganas de llorar...

Lágrimas, naúseas y ganas de vomitar cuando he leído la cuarta: "Dona un día de tu salario para una buena causa".  Loable iniciativa, si no fuera porque cuelga una foto ¡entregando dinero a una persona que mendigaba por la calle! Pues nada, ya sabemos lo que este prohombre del siglo XXI entiende por bondad: promover la mendicidad.

Así que no he podido seguir leyendo. Este tipo de iniciativas me dejan el estómago revuelto y cierta tristeza y desesperanza, que sólo puedo aliviar un poco desoyendo a Wang y denunciando que estas nuevas formas de "buenismo" no son el camino. 

Que no me las creo, vaya. Salvadores del mundo como éste seguramente obtendrán cierto predicamento durante un tiempo en el mundo digital, pero está claro que su buena voluntad es directamente proporcional a su falta de pudor, su afan de protagonismo y su inconsciencia. Aunque pienso que hay otra posibilidad. Que todo sea una campaña orquestada para publicitar después alguna marca de yogur, champú o producto bancario... No me extrañaría.

Ustedes perdonen.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Tres preguntas.

Mientras espero a ver cómo me queda la tarta que tengo en el horno sobre una experiencia de trabajo social en otros países, voy a dedicar la entrada de esta semana a otro de los encargos que gustosamente asumimos en la blogotsfera: dar difusión a los contenidos del XII Congreso Estatal del Trabajo Social


Congreso que hace unos días el Consejo General de nuestra profesión convocó para los días 14 a 16 de noviembre, encargándose de organizarlo en esta ocasión el Colegio de Málaga, a los que desde aquí felicito por el compromiso y les envío todos mis ánimos para el trabajo que un evento así supone.

Esperamos que sea un éxito y cuente con una participación masiva de profesionales, en uno de los encuentros más trascendentes que una profesión puede tener. Poco a poco se irán difundiendo contenidos, programa, ponentes, temas... De momento sabemos ya el lugar concreto (Marbella) y el lema: "La intervención social en tiempos de malestares. Sabemos, podemos, queremos".

El compañero Joaquín ya ha comentado lo que le sugiere el lema en esta entrada de su blog. Comparto sus apreciaciones sobre lo acertado del lema: la intervención social, la intervención psicosocial, el malestar, nos sugieren la esencia misma de nuestra profesión. Como bien señala en dicha entrada una de las definiciones sobre el objeto del trabajo social que más consenso cuenta es la defendida por Teresa Zamanillo en este sentido, de la cual os pongo el enlace de uno de sus artículos más conocidos sobre el tema en la Revista Cuadernos de Trabajo Social.

Por mi parte, la segunda parte del lema: "Sabemos, Podemos, Queremos.", lleva desde que la conocí dando unas cuantas vueltas por mi cabeza. El problema es que lo ha hecho en forma de preguntas.

¿Sabemos? Sin duda. Nuestra profesión lleva más de un siglo dando respuesta a diferentes situaciones de malestar. Montones de grandes autores nos han dejado y dejan un legado de teorías, modelos, métodos y técnicas con las que construir intervenciones eficaces ante diversos problemas. Y cantidad de profesionales de todos los países llevan construyendo en la práctica dichas intervenciones. Tal vez nos haya faltado un poco de difundir, escribir, sistematizar... volcados y urgidos muchas veces en la práctica hemos olvidado un tanto la teorización, la elaboración, la investigación... Pero es algo de lo que cada vez somos más conscientes. A mi juicio, esta pregunta es la que menos dudas me genera.

¿Podemos? Con un poco más de dudas, pero quiero contestar afirmativamente también a esta pregunta. Muchos profesionales lo están demostrando en el día a día, enfrentados a situaciones muy difíciles y con contextos a veces nada favorables. Y sacando adelantes prestaciones, servicios, proyectos y programas que sin la aportación de nuestra disciplina serían inviables. Aquí es posible que en ocasiones nuestra profesión no haya tenido en la política social toda la presencia que hubiese sido necesaria. Diversos elementos históricos explican estas carencias, pero sin duda que cada vez más y mejor, nos estamos haciendo un hueco en la elaboración de las políticas sociales.

¿Queremos? No tiene discusión que a veces estamos descoordinados, que preferimos hacer la guerra por nuestra cuenta, que en ocasiones nos falta compromiso y nos sobran despistes,... pero sólo diré una cosa: si no quisiéramos no habríamos elegido una profesión tan apasionante como dura, difícil y no reconocida.

Hasta la próxima.

miércoles, 6 de marzo de 2013

La Mantícora o de cómo superar la crisis

La mantícora es una criatura mitológica, de origen persa, una especie de quimera con cuerpo rojo de león, cabeza de hombre, y cola de dragón o escorpión. En ocasiones se la representa con cuernos, alas y coraza y es capaz de disparar espinas venenosas con las que paraliza a sus víctimas a las que luego devora. Su nombre significa "devoradora de personas".

 

 

Hace unos días Wang y yo visitábamos la Catedral de Tarazona, una de las joyas monumentales que atesora nuestro país. Entre tanto recorte, crisis y malas noticias es una suerte encontrarte con edificios como éste, felizmente recuperados tras casi 30 años de obras para nuestro patrimonio cultural y social.

Entre las innumerables obras de arte que encierra la Catedral, hay una que me llamó la atención. Tras el sagrario hay una pintura de una mantícora, una de las bestias representadas en los bestiarios medievales.

En cuanto la ví, le comenté a Wang que me parecía una buena imagen de la crisis en la que estamos actualmente. Al igual que la mantícora, la crisis nos está paralizando, mientras vemos cómo devora sin piedad a las personas.

Luchar contra bestias como ésta es algo que requiere de mucha fortaleza y de mucho ingenio. Y de fortaleza e ingenio van sobrados en otra de las joyas que oculta Tarazona. Esta vez no se trata de un monumento, sino de un Centro. Un Centro Ocupacional para discapacitados intelectuales.

El mundo de la discapacidad intelectual es apasionante y sorprendente. La capacidad de superación de estas personas y sus familias sobrepasan todo lo imaginable. Luchadores y optimistas, enfrentan los problemas con una lucidez y un positivismo del que tenemos mucho que aprender.

Wang y yo tenemos la suerte de aprender mucho de ellos. Y una de las últimas enseñanzas nos la ha regalado Maite, una de las  discapacitadas del centro. Maite, como todos sus compañeros y compañeras, han visto cómo en el propio centro, en su familia y en muchos otros lugares, se están recortando prestaciones y derechos sociales. Y cuando le han explicado que estos recortes eran como consecuencia de la crisis, Maite, enfadada, ha dicho: "recortes, recortes... ¡lo que habría que hacer es recortar la crisis!"

Más claro no se puede tener. Y más lúcido no se puede pensar. Así que decidme si tiene razón o no. Pero cuidado, no le llevéis la contraria... ¡Maite lleva desayunando mantícoras muchos años!.